Por lo general se recomienda que después de vacunar a un bebé se le dé paracetamol para prevenir la fiebre.
Sin embargo, aunque una nueva investigación llevada a cabo con 450 bebés recién vacunados encontró que la dosis de este medicamento durante las 24 horas después de la vacuna sí redujo la fiebre, también se descubrió una respuesta significativamente más baja de la vacuna entre los niños que recibieron el analgésico.
La mitad de los bebés del estudio, que estaban siendo vacunados contra la enfermedad neumocócica, la HIB (Haemophilus influenzae tipo B), difteria, tétanos, tosferina, hepatitis B, polio y rotavirus, recibieron tres dosis de paracetamol cada seis u ocho horas durante las 24 horas tras la vacunación.
La otra mitad no recibió el analgésico.
Los científicos encontraron que 42% de los niños del grupo del acetaminofeno terminaron con una temperatura de más de 38 grados C después de las vacunas iniciales, mientras que 66% de los niños en el otro grupo desarrollaron fiebre, pero cuando analizaron la respuesta de la vacuna descubrieron menores niveles de anticuerpos en los niños que habían recibido el analgésico, lo que sugería que la inmunidad resultante no era tan buena.
Ésta es la primera vez que logra demostrarse este efecto y los científicos afirman que una explicación podría ser que el acetaminofeno interfiere con la respuesta de las células inmunes a la vacuna. Aún así, también sugieren la necesidad de llevar a cabo más investigaciones para conocer el efecto que podría tener la reducción en la respuesta protectora de la vacuna.
Sea como fuere, y a pesar de que no se sabe cómo de común es la práctica de administrar a los pequeños este medicamento tras la vacunación, el consejo del doctor David Elliman (experto en inmunización infantil del Hospital Great Ormond Street en Londres) es que este medicamento es innecesario.
Y el mío es que, a pesar de lo que digan estos estudios, siempre es preferible que temas como este se consulten al pediatra por si las moscas.
Sin embargo, aunque una nueva investigación llevada a cabo con 450 bebés recién vacunados encontró que la dosis de este medicamento durante las 24 horas después de la vacuna sí redujo la fiebre, también se descubrió una respuesta significativamente más baja de la vacuna entre los niños que recibieron el analgésico.
La mitad de los bebés del estudio, que estaban siendo vacunados contra la enfermedad neumocócica, la HIB (Haemophilus influenzae tipo B), difteria, tétanos, tosferina, hepatitis B, polio y rotavirus, recibieron tres dosis de paracetamol cada seis u ocho horas durante las 24 horas tras la vacunación.
La otra mitad no recibió el analgésico.
Los científicos encontraron que 42% de los niños del grupo del acetaminofeno terminaron con una temperatura de más de 38 grados C después de las vacunas iniciales, mientras que 66% de los niños en el otro grupo desarrollaron fiebre, pero cuando analizaron la respuesta de la vacuna descubrieron menores niveles de anticuerpos en los niños que habían recibido el analgésico, lo que sugería que la inmunidad resultante no era tan buena.
Ésta es la primera vez que logra demostrarse este efecto y los científicos afirman que una explicación podría ser que el acetaminofeno interfiere con la respuesta de las células inmunes a la vacuna. Aún así, también sugieren la necesidad de llevar a cabo más investigaciones para conocer el efecto que podría tener la reducción en la respuesta protectora de la vacuna.
Sea como fuere, y a pesar de que no se sabe cómo de común es la práctica de administrar a los pequeños este medicamento tras la vacunación, el consejo del doctor David Elliman (experto en inmunización infantil del Hospital Great Ormond Street en Londres) es que este medicamento es innecesario.
Y el mío es que, a pesar de lo que digan estos estudios, siempre es preferible que temas como este se consulten al pediatra por si las moscas.
3 comentarios:
Gracias por la info, siempre es muy útil, sobretodo para futuros papis como yo.
besos.
Hola, Juanjo.
Me alegra mucho que consideres de interés la información plasmada.
Es un gusto tremendo poder leerte a menudo.
Un abrazo y feliz fin de semana.
En general, y tal y como yo lo veo, siempre que la vida no corra peligro o que no haya posibilidad de daños de cualquier tipo en órganos y tal, es el sistema inmunitario el que debe hacer frente a las amenazas. Esto se aplica en catarros, gripes, infecciones leves, etc.
En el caso de los niños, es un poco más crítico y hay que andarse con más ojo, pues no están desarrollados del todo ciertos mecanismos de defensa y todo lo que hagamos repercutirá en su evolución futura. Quizá intnetando ayudarlos nos carguemos sus defensas o quizá por no ayudarlos dejemos que una infección sea muy fuerte y le afecte de algún modo no reversible. Pero a no ser que la cosa pase a mayores, en este caso en concreto, si el niño es sano y fuerte, creo que está de más la medicación siempre que la fiebre no pase ciertos límites.
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